Ensayista, narrador, cronista, poeta, purista
del lenguaje, gramatologo y critico literario ..

lunes, 8 de octubre de 2012

Jorge Nicolás Ayús Arrieta


Un ejemplo de integridad profesional

A finales de 1987, cuando el Ministerio de Educación Nacional,  a través del delegado del FER en Sucre, le solicitó al profesor Salvador Romero Vidal, rector encargado del Simón Araújo, que se eligiera  una terna, salida de las tres jornadas, para nombrar al rector, la sección matinal no necesitó convocar a una reunión para elegir su candidato: mediante una consulta personalizada escogieron por unanimidad  al  profesor Jorge Nicolás Ayús Arrieta como  su representante. En ese momento, la comunidad araujista apenas estaba reponiéndose de los estragos institucionales  que le había causado la huelga del mes de septiembre, movimiento que había dado al traste con la corta administración de Basiliso Peña Escobar, quien había llegado a la rectoría a finales de junio de ese año en remplazo de don Álvaro Sprockel Mendoza.

Era evidente que todo el profesorado de la Jornada Matinal le daba su respaldo incondicional y le extendía su voto de confianza al profesor Ayús, dadas las  pulcras cualidades que lo identificaban  y lo  definían  desde su llegada el Simón Araújo diez años antes:  serio, discreto, idóneo y, sobre todo, responsable en el cumplimiento de sus deberes. Sin embargo, el ternado no tuvo la oportunidad de alcanzar el cargo de su aspiración, y, sin ninguna nota discordante o  resentimiento alguno, siguió en el desempeño de la cátedra, especialmente dedicado a la enseñanza de la química, que fue  y siguió siendo la asignatura de sus preferencias hasta el día de su retiro definitivo de los claustros araujista, en el pasado mes de abril, tras haber cumplido en este colegio 37 años  ininterrumpidos de labores  docente.

Años más tarde, en 1998, cuando el profesor Jairo Calderón Zuleta, quien se había vinculado al Simón Araújo en 1959 y desempeñaba la prefectura de disciplina de la Jornada Matinal  desde 1970, se separó del plantel a causa del retiro forzoso, por una disposición interna de la rectoría  fue designado, de manera transitoria,  el profesor Ayús  para ocupar dicho cargo. En ese momento, el Simón Araújo era de régimen departamental, y por disposiciones  del Ministerio de Educación,  cualquier nombramiento docente o administrativo tenía que someterse a concurso, es decir, no se podía nombrar en propiedad.   El profesorado en pleno recibió con agrado la designación y nuevamente, como lo había hecho en 1987,  le reitero  su voto de confianza para que  asumiera el reto  de la  “difícil disciplina” y desempeñara a cabalidad sus nuevas funciones.

Sin pensarlo dos veces, el profesor Ayús se consagró en cuerpo y alma a ejercer la coordinación de disciplina, como se llamaba en ese momento, y lentamente fue adquiriendo la destreza y el tacto para administrar, educar y orientar, sin mayores contratiempos, a la comunidad estudiantil. Desde sus acciones preliminares,  el cuerpo docente, el personal administrativo  y el estudiantado  se dieron  cuenta de las cualidades humanas que rodeaban al nuevo coordinador, quien hizo gala de su experiencia personal y de su gran espíritu conciliador. La satisfacción era unánime en todos los estamentos de la gran familia araujista y el profesor Ayús se desempeñó con lujo de detalles durante casi siete años, hasta finales de 2004, cuando tuvo que retirarse del cargo frente a la llegada de un nuevo coordinador nombrado oficialmente.

A partir del 2005 el profesor Ayús se trasladó a la jornada de la tarde. Entró por la puerta grande, trayendo a cuestas una experiencia de treinta años en los anales araujistas, y con este meritorio recorrido en  poco tiempo logró ganarse el respeto y el cariño del estudiantado vespertino. Vinculado a esta sección, tuve la oportunidad de estrechar mi amistad con él, la cual se había iniciado desde mi llegada al Simón Araújo en 1977. Me sobra decir que  desde que lo conocí le he dicho por cariño y por respeto “Dr. Ayús”, y él, de manera reciproca, siempre me ha llamado “Dr. Daniels”.  Siendo compañeros de trabajo en los últimos años de su parábola docente,   siempre le admiré la dedicación y el rigor que le imprimía a sus clases, como también le valoré el deseo permanente  que tenía de hablar con los padres de familia para ilustrarlos sobre el rendimiento de sus hijos. Y otra cualidad suya, que me llamó la atención, fue su pasión agrícola, actividad que desarrollaba haciendo todos los años sembrados menores en los patios del colegio.

Como caso curioso, y gracias a mi reciente vinculación a la Jornada Matinal, tuve la oportunidad de asistir  a las dos comidas, almuerzo y cena, que programaron ambas jornadas para despedir al profesor Ayús. La primera se celebró el viernes 27 de abril en el Hotel Boston y la segunda el viernes 11 de mayo en el Hotel Panorama. Las dos veladas estuvieron muy concurridas y, al tenor de algunos brindis, fueron amenizadas con varias serenatas y recreadas con recuerdos y anécdotas muy significativas. El agasajado, quien lució bastante cordial y efusivo,  fue objeto de muchas palabras de gratitud por parte de los compañeros, una placa meritoria entregada por la rectoría y un obsequió del fondo de profesores del Simón Araújo. Al final, en ambas reuniones, se mostró muy enérgico y espontáneo al expresar sus palabras de despedida y de agradecimiento. Hoy, el profesor Ayús, al lado de su querida esposa, descansa en su residencia del barrio La Palma, mientras, lentamente, ve alejarse   aquel 29 de abril de 2012,  cuando  cumplió los 65 años de edad y se retiró para siempre de las aulas araujistas.

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