Ensayista, narrador, cronista, poeta, purista
del lenguaje, gramatologo y critico literario ..

viernes, 9 de mayo de 2014

Un acontecimiento literario

“La maldición del cabaret

Por Eddie José Daniels García

No tengo dudas al afirmar que “La maldición del cabaret”, la última novela del joven  escritor sucreño Amaury Pérez Banquet, es un verdadero acontecimiento literario que   se convertirá, con el paso del tiempo, en un punto de referencia para ubicar a la nueva generación de novelistas que  se abren camino en la literatura colombiana a comienzos del siglo XXI. Porque, como sabemos de sobra, es la historia literaria y en este sentido, más concretamente, la crítica narrativa, la misión encargada de estudiar, clasificar y precisar cronológicamente, sin excepción, todas   las producciones artísticas que se publican en los contextos regional y nacional, para, de esta manera,  darle definición a los períodos, movimientos o generaciones de escritores que,  en el desarrollo del tiempo,  ennoblecen y llenan de prestigio las páginas del Parnaso Colombiano. 

Después de haberme deleitado durante varias semanas leyendo y releyendo está magnífica novela, que cada vez se tornaba  más interesante por la intimidad de los episodios narrados, por la transversalidad  temporal con que se enlazan  sus  capítulos, por la claridad semántica del lenguaje, por los saltos vivenciales de las acciones temáticas, por las numerosas coincidencias que se suceden en la trama narrativa y, sobre todo, por la atracción de la prosa que ameniza sus ciento cincuenta páginas,   puedo afirmar que esta novela es una verdadera obra de arte, una estupenda  creación literaria, en la cual percibimos que  la clara  inteligencia de Amaury Pérez Banquet  se conjuga  con su  profunda  imaginación creadora  y con el singular talento de su ingenio productivo, para darle vida, de manera asombrosa, a esta interesante  narración.    

Publicada por la Editorial Oveja Negra en el 2012, “La maldición del cabaret” es una brevísima novela que encarna una temática llamativa que se recrea de manera magistral  por todos los vicios y conflictos familiares que, en los últimos tiempos, vienen maltratando y perturbando  a la sociedad actual: prostitución, homosexualismo, narcotráfico, drogadicción, paramilitarismo, guerrilla, corrupción, politiquería, miseria, etc.  Estructurada en 24 capítulos breves, todos de fácil lectura,  que oscilan entre las cinco y seis  páginas cada uno, y que se pasean por un tópico central implícito en todo el discurso narrativo: “la venganza”, defecto considerado como  una de las pasiones que más desquicia el sosiego y perturba  la serenidad humana. Es esta la insidiosa idea  que ilumina la mente de Alexandra, la protagonista central, cuya existencia solo tiene un horizonte definido: “vengarse del mafioso canalla que de forma salvaje le arrebató la virginidad y que la volcó irremediablemente hacia el vicio de la prostitución”.

Amaury Pérez Banquet, como todo escritor de talento, nutre su mente, alimenta su creación artística de lo que ha vivido, y define su tono autobiográfico en la narración novelesca,  marcado muchas veces  con la primera persona o con algún rasgo de su  caracterización personal.  “Nadie escribe de la sola imaginación, sino de lo que ha vivido” expresó en su época, con absoluta confianza,  el famoso escritor norteamericano Ernest Hemingway. “Todas las novelas que he escrito, todas las historias que he escrito, nacen de experiencias vividas”, enfatizó Mario Vargas Llosa en una entrevista reciente para la revista Bocas. Y como ellos,  son muchos los literatos que se inclinan por este principio.  Por eso, nos basta con analizar los rasgos que retratan a Camilo Cadavid, el periodista,  otro personaje protagonista de “La maldición del cabaret”, para definir en ellos a nuestro novelista  Amaury Pérez Banquet, cargando su sueño a cuestas: triunfar como escritor.

Una característica singular que define la exquisita trama de “La maldición del cabaret” está patente en el conocimiento preciso que tiene el autor de toda la escenografía que rodea cada uno de los episodios narrados, porque, con toda seguridad, él los ha vivido. El espacio, el tiempo, los personajes, los temas y subtemas, los conflictos, los vicios, las virtudes y hasta los pormenores más insignificantes, están cabalmente descritos y graficados por la pluma “perezbanquista”. Es por esto que,  muchos estudiosos de la narratología, entre ellos mi persona, consideramos que Amaury Pérez Banquet es “un ajedrecista de la narración,  que juega hábilmente con el tiempo y con las acciones que viven los personajes”. Y es tanto el poder descriptivo de sus cuentos y novelas,  que todos presentan unos ribetes cinematográficos que facilitan su lectura y mantienen expectante la atención del lector.

Asimismo, otra nota llamativa, que se percibe en el desarrollo del hilo narrativo, es la aguda sensibilidad  que refleja el  autor para captar y describir con una precisión asombrosa  y delicada,  algunos detalles,  casi invisibles, inmersos en el ambiente, y que penetran en el lector de manera fotográfica, dando la impresión de que estamos contemplando el momento descrito.  Un ejemplo lo vivimos cuando leemos: “El cielo se oscureció un poco más, los nubarrones que estaban centrados se desplazaron al horizonte y taparon por completo los últimos destellos del sol. La temperatura se hizo fresca y cada vez que la brisa atacaba, parecía venirse sobre la ciudad una avalancha de nieve”. De la misma manera, esta fortaleza expresiva se capta cuando el autor se refiere a sentimientos  tan sublimes y penetrantes, experimentados por los personajes.  Un ejemplo perfecto se percibe en estas líneas, cuando se refiere al amor: “prefirió conservarla como un elemento útil de su experimento y entendió una vez más que las cosas del corazón son iguales de impredecibles, tanto para el amor como para el odio”.

Sin embargo, para muchas personas, que han gozado la oportunidad de leer “La maldición del cabaret”,  y con quienes he tenido comentarios al respecto, me han  expresado, con toda su  franqueza, que lo que más les ha llamado la atención es la forma abierta y escueta como el autor trata los aspectos referentes al sexo. Y no he dudado en compartir con ellos ese criterio. En este sentido, me es grato afirmar que  Amaury Pérez Banquet es un escritor  desprejuiciado, que, cuando se refiere al tema sexológico,  trata el lenguaje  sin remilgos, de manera franca, utilizando para ello los diferentes registros idiomáticos que nacen y perduran en  la boca del pueblo. Aquí los personajes se expresan de manera espontánea, y de acuerdo con la formación cultural que ellos presentan. Y el autor, en su propio discurso narrativo, ajeno a la intervención de los protagonistas, es un verdadero maestro de la excelencia lingüística, que cautiva a los lectores, de manera constante,  con su facundia expresiva.

Finalmente, como un  detalle curioso y efectivo de “La maldición del cabaret”, ajeno al contenido temático, por supuesto,  deseo referirme a la perfección de la portada escogida por el autor para ilustrar su novela. El color, casi indefinido,  que suaviza el ambiente y el cuerpo venustino de la mujer semi desnuda que se entroniza en posición erótica y provocadora, son efectos positivos para penetrar en los sentidos y cautivar ipso facto la atención del lector. Un detalle que  despierta la curiosidad desde el primer párrafo de la exposición temática, la recrea a lo largo del  nudo argumental  y la satisface de manera expectante   en el desenlace narrativo. Todo esto, y más detalles que se aprecian en esta magistral obra, me impulsan a pensar que “La maldición del cabaret”, al igual que “María” en el siglo XIX y “La Vorágine” y “Cien años de soledad” en el XX, será, con toda certeza,  la novela que marcará los linderos narrativos y generacionales en la literatura colombiana del siglo XXI.  


  



Sincelejo, 1 de octubre de 2013

1 comentario:

  1. Excelente apreciación de esta maravillosa novela de Amaury Pérez Banquet.
    Lo que más me gustó y lo que mas increible me parece es la facilidad que tiene la lectura de la novela y que al mismo tiempo está posee un toque inspirador y emocional en cada cosa expresada, lo que promueve en el lector un incansable deseo de imaginar cada cosa que describe el autor y de igual forma leer de una forma motivadora y minuciosa cada capitulo de la obra.

    ResponderEliminar